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lunes, 6 de septiembre de 2010

Gran Premio de Italia. El templo de la velocidad.

Gran Premio de Italia 2010
CIRCUITO: Autodromo nazionale de Monza (Monza, Italia)
LONGITUD: 5.793 km
NÚMERO DE VUELTAS: 53 (306.720 km en total)
CURVAS: 11 (4 a izquierdas, 7 a derechas)
COMPUESTOS: Blandos/duros
DEGRADACIÓN DE FRENOS: Media-Alta


Bienvenidos, amigos de la velocidad, a Monza, mítico circuito italiano en el que las velocidades punta son las mayores de toda la temporada, presente en el campeonato desde sus inicios. Un circuito rapidísimo, para coches muy rápidos y con unas exigencias motorísticas que destacan en el calendario por la necesidad de imponer potencia al asfalto para arañar esa décima que los demás no tienen.

Un poco de historia
El circuito de Monza fue construido ent tan sólo dos meses por más de 3500 obreros en el año 1922, con el patrocinio del Milan Automobile Club. Se inauguró el 3 de septiembre de ese mismo año y contaba con una longitud inicial de 10 km de pista. Tan sólo siete días más tarde, se celebró allí la primera carrera que se corrió en esta leyenda de los circuitos automovilísticos. En 1928, en un accidente que se llevó la vida de Enrico Materassi, fallecieron 27 espectadores que veían el Gran Premio de Italia.

Como dato curioso, diremos que el record de velocidad registrado en un monoplaza se marcó aquí. Fue Juan Pablo Montoya, en el Gran Premio de Italia de 2005 quien, a los mandos de su McLaren consiguió la escalofriante cifra de 372,6 km/h, durante los entrenamientos libres. Debido precisamente a las altísimas velocidades que permite el circuito de Monza, su trazado se ha ido modificando a lo largo de la historia, añadiendo o quitando chicanes, dependiendo de la peligrosidad y el espectáculo que se iban alcanzando.

El circuito

El circuito de Monza consta de 11 curvas, 6 de las cuales corresponden a distintas chicanes. La más espectacular, la de Rettifilo, en la que los coches, saliendo de la recta de meta, deben reducir desde velocidades cercanas a los 340 km/h hasta los 80 km/h a la entrada de la chicane. Desde ahí, los pilotos pasarán a la Curva Grande, rebautizada como Biassono en 1997. Esta larguísima curva, abierta, permitirá a los pilotos volver a alcanzar velocidades de vértigo hasta llegar a la Roggia, donde volverán a frenar bruscamente para enlazar a unos 120 km/h con Lesmo. La salida de Lesmo, por el Serraglio, se hace en séptima velocidad, buscando de nuevo la punta del coche, forzando al máximo el acelerador y el freno cuando se llega a Ascari, donde de los 340 km/h se pasará a los 180 km/h para hacer la chicane. Una nueva recta nos introduce en la Parabolica (con "c"), una curva que permite un giro de 180 grados, pero larga, con lo que los coches no tendrán que reducir su velocidad tan drásticamente. Esta nos lleva a las tribunas de nuevo, en la recta de meta, para volver a alcanzar la velocidad máxima del circuito justo antes de la primera chicane.

El circuito exige el máximo de los propulsores, pues durante un 70% del tiempo (tomando como referencia los 81 segundos de Barrichello como record de vuelta, suponen 56 segundos) el motor debe exprimirse a fondo para alcanzar las mayores velocidades de todo el año. Al igual que en Spa, la carga aerodinámica del coche debe reducirse, pero Monza permite una reducción mucho más drástica, puesto que sus curvas y chicanes permiten al piloto controlar el bólido sin problemas mediante el uso del freno y freno motor. El 'F-duct' será una solución de compromiso que los equipos deberán decidir si tener o no. En un circuito como este, en el que el ala está reducida, la eficacia del 'F-duct' tampoco será demasiado determinante. Debido a la altura de los pianos de las chicanes, las suspensiones deben ser blandas o se corre el riesgo de perderlas, teniendo que abandonar la carrera.

Neumáticos y frenos

La configuración del trazado de Monza augura una buena adaptación de los compuestos de las gomas al asfalto. Sin embargo, existe una amenaza de tormenta sobre la región que habrá de dominar la meteorología, al menos, hasta el jueves, que es cuando se espera la mayor precipitación. El viernes, parece que despejará, dejando vía libre a las pruebas con los neumáticos y configuraciones de seco.

Los frenos sí sufrirán en Monza. En un circuito en el que las rectas y las curvas abiertas son tan enormes, las frenadas serán brutales, dejando al coche que pase de los 340 km/h a los 80 km/h en la chicane de Rettifilo, justo tras la recta de meta. Y no sólo eso. Los frenos deben ser muy estables, para no perder la línea de la pista y salirse antes de tiempo. Sobre todo, en Lesmo, veremos cortar las curvas de forma espectacular, y para ello es necesario mantener una estabilidad en frenada que es bastante difícil de conseguir con la carga aerodinámica tan reducida.

La carrera

Se presenta movidita. Tras el fiasco belga, los pilotos de Ferrari necesitan puntuar primero y segundo si quieren devolver la gloria perdida a la Scuderia. Sobre todo, si Fernando Alonso quiere conservar sus opciones de título necesita que Hamilton puntúe lo menos posible y él hacer todos los puntos que pueda. Es decir, el español necesita llevarse la victoria para poder seguir vivo en el mundial. O eso, o que sus rivales queden fuera de los puntos. Esta última posibilidad es muy remota considerando la velocidad de los McLaren, cuya punta es la mayor de la parrilla y que pueden encontrarse a sus anchas en Monza. Mención aparte para Red Bull, donde sus dos pilotos necesitan llevarse bien para no acabar enganchados en una chicane.

Última carrera en Europa del año. Se acerca el fin de la temporada y tendremos que rogar para que la carrera sea igual de disputada que Spa.

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