¿Qué le pasa a Lewis Hamilton?

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Como todos sabemos ya (y si hay alguien que no lo sepa, que se lo vaya aprendiendo), el piloto inglés de McLaren, Lewis Hamilton, lleva dos carreras seguidas sin puntuar en el presente campeonato, las mismas que Fernando Alonso lleva aupando a su montura a lo más alto de la clasificación. Hamilton siempre ha sido un piloto muy impulsivo, eso es innegable y prueba de ello es cómo superó al asturiano en su primer año en la Fórmula 1. Eso es bueno para el espectáculo y desde aquí jamás lo hemos negado. Pero esa misma impulsividad puede llevarle a muchos disgustos. ¿Qué le pasa al piloto inglés para tener esa falta de sangre fría llegando siempre al final de los campeonatos?

Repasemos...

Y fijémonos en su tasa de errores cuando se acerca el final de la temporada. Veamos qué hizo en 2007. Todos lo recordamos. Y si no, veamos esto:

Esto fue lo que ocurrió en aquella temporada en la que peleaba con Alonso y Raikkönnen por llevarse un título que acabó perdiendo. Un fallo en el engranaje de las marchas y se quedó colgado perdiendo cuatro posiciones en carrera. Un fallo que provocó él mismo, colocando el coche en punto muerto. Gracias a que pudo salir y acabar la carrera.

En 2008, el inglés hizo una temporada muy buena. Peleó con Massa hasta el final, pero llegó el Gran Premio de Japón de aquel año y...

Aquel año acabó ganando el mundial por un único punto tras un sospechoso adelantamiento en la última vuelta, recortándole a Glock un mundo sobre mojado. Bien es cierto que Timo llevaba gomas de seco en la balsa de Interlagos, lo que le rebajó muchísimo su vuelta, pero no sé si tanto como para que Hamilton consiguiera ese punto que le permitió ganar el campeonato.

De 2009 es mejor no hablar. En 2009 nadie pudo estar a la altura de Brawn y McLaren no pudo acercarse con un coche que fue una castaña durante la primera parte de la temporada. Firmaron nueve ceros y el ganar dos grandes premios no fue suficiente para poder pelear por el campeonato en la segunda parte del mismo.

Este año, Hamilton ha ganado tres carreras, mientras que sus rivales han ganado cuatro. Su MP4-25 es capaz de dar de sí muchísimo, como hemos visto durante otras carreras en esta temporada. Pero él comete errores como los dos que le hemos visto en Monza y Marina Bay. Hay quien diría que son Massa y Webber quienes tienen la culpa de que haya abandonado, pero no hay nada más incierto. En ambos adelantamientos, es el propio Lewis quien provoca su abandono. Fiel a su estilo, intenta adelantar con todo lo que tiene. Pero sus dos adversarios mantinenen sus coches firmes. Y el MP4-25 rebota, saliendo escaldado.

Ansia de campeón.

La única explicación al comportamiento del señor Hamilton son sus ansias de ganar. Tras haber estado el año pasado en el dique seco, lejos de los puestos de cabeza, este año ha vuelto a estar en todo lo alto y peleando por las cosas importantes, haciéndole sombra a la todopoderosa marca de la bebida energética. Y eso le ha devuelto la furia que tenía otros años.

Hamilton, a pesar de lo que digan sus defensores jamás se ha caracterizado por ser un caballero. Adelantamientos agresivos, echando de la pista a sus competidores, malas caras, enfados, denuncias ridículas... Esto no lo hace un caballero. Y si nos extendemos a su vida fuera de los circuitos, las denuncias por hacer el tonto con su coche se extienden a Suiza y Australia. El piloto inglés es un corredor nato, tiene en la sangre todo el calor que necesita un conductor de F1 y quiere, como todo campeón, ganar y estar por encima de todos los que están en la pista. Y si bien tiene la habilidad necesaria para ello y el coche que le puede llevar a lo más alto, le falta algo muy importante: tener la cabeza fría.

La presión, como se viene demostrando desde que está en este negocio, puede con él. Los errores que comete son injustificables desde el punto de vista deportivo. En 2007, el fallo con las marchas sólo pudo provocarlo él. En 2008, al querer adelantar a Massa, se le tiró encima, como en Monza, y el brasileño supo mantener el coche firme bajo la lluvia. Si hubiese sabido conservar su posición, Hamilton habría sido campeón antes y no con tan sólo un punto de ventaja y sospechoso.

Y es que este es el problema de Lewis, nunca ha sabido conservar. Manteniendo la posición cuando tienes cierta ventaja en el mundial te aseguras una buena cantidad de puntos. 24 habrían sido entre Monza y Singapur si no hubiera sido tan agresivo y estaría ahora con 206 puntos, primero y con su compañero algo más retirado de la lucha por el título, con lo que se aseguraría la ayuda de la escudería completa, con un escudero como Button. La cabeza fría es la característica que hace de un campeón un gran campeón y Hamilton se calienta con demasiada facilidad. Es demasiado impulsivo y pierde muchísimos puntos precisamente por esa impulsión que le hace pedir más y más.

Dique seco: ¿necesario?

Campeones como Michael Schumacher han tenido una larga temporada en el dique seco antes de volver a ganar de forma brillante. Fernando Alonso lleva ya tres años con resultados bastante pobres, volviendo a recuperar su forma durante esta temporada. Tanto en uno como en otro, la forma de correr cambia desde sus dos primeros mundiales hasta la siguiente temporada brillante. En el caso del alemán, fueron 1996, 1997 y 1998 los años en los que no pudo acercarse a los de arriba, ganando tres, cinco y seis carreras, respectivamente. En el caso del español, son 2007, 2008 y 2009 los años que ha pasado lejos de las posiciones de privilegio. El año previo a su tercer mundial, Schumacher tiene un grave accidente en Silverstone, pero consigue que Ferrari se haga con el mundial de constructores junto a Eddie Irvine. Después, hasta la llegada de Alonso el kaiser dominaría las pistas durante cinco años seguidos.

Alonso aún ha de demostrar esta progresión y el paralelismo con el heptacampeón, pero en Singapur, este fin de semana, ha demostrado que sabe mantener fría la cabeza, con toda la presión del mundo.

Esta frialdad no es propia del asturiano, que hemos visto como se calentaba con unos y con otros en campeonatos anteriores. Esta tranquilidad viene de estos años en los que no se ha subido al cajón con asiduidad. Lo mismo que le pasó a Schumacher. Quizá, y digo quizá, sólo por esto merece la pena pasar una temporadita en el dique seco, dejando que la sangre y los nervios se templen y se enfríen para volver a afrontar temporadas brillantes con todas las de la ley.

Y por eso, opino que Lewis debería estar otro añito fuera de los puestos de privilegio: para madurar y aprender que, a veces, la victoria no es lo único que cuenta.