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lunes, 20 de enero de 2014

Polémica doble puntuación

Como post de inauguración de nuestra vuelta a la blogosfera, hemos elegido esta decisión que se tomó el pasado 9 de diciembre.

Saltó a los medios especializados y corrió como la pólvora: el último Gran Premio de la temporada, en Abu Dhabi en 2014 (algo que daría para otro post y que no compartimos para nada), se repartirán el doble de puntos. No, no queremos decir que puntúen 20 pilotos en lugar de 10. Queremos decir que se repartirán 50, 36 y 30 puntos para los que ocupen el podio (y también para el resto, ojo).

Según quienes tomaron esta decisión, esto haría el campeonato más vibrante hasta la última carrera. Pero, ¿realmente esto es así?

Argumentos a favor.

Realmente, cuando el final del campeonato es apretado, como ocurrió en 2008, 2010 y 2012 (por mencionar los últimos en los que el campeonato estuvo disputado), el conceder el doble de puntos podría ser un aliciente para mantener el interés de los aficionados ocasionales.

Recordemos el año 2007, por ejemplo. Tres pilotos disputándose el mundial: Hamilton, Raikkonen y Alonso. El ruido mediático que se hizo entonces, merced a la rivalidad entre el inglés y el español, mantuvo caliente el mundial. Llegar a la última carrera tan ajustados, hizo que la audiencia estuviera pegada a la pantalla para ver lo que ocurría en Brasil. Si Raikkonen, que ganó ese año, hubiera ganado el mundial la semana anterior, la audiencia no habría estado pendiente.

Podríamos decir lo mismo de los mundiales de 2008, 2010 y 2012, en los que los mundiales estuvieron muy ajustados. Pero si nos fijamos bien, ahí la emoción estuvo asegurada hasta el último momento, la carrera decisiva fue la última. Y realmente esta medida estaría enfocada a mundiales mucho menos disputados, en los que la carrera decisiva podría ser la antepenúltima o la penúltima. Como elemento para mantener a los espectadores indecisos (que no a los fans, que ya nos pegamos a la F1 porque queremos ver carreras) está muy bien pensado. Pero tiene otro elemento que quizá, para los no tan fans, está poco pensado.

Cuando el campeonato puede asegurarse en la antepenúltima carrera y de hecho se asegura, las escuderías dejan de desarrollar los monoplazas y las últimas carreras apenas se ve nada de nada, excepto la celebración exagerada del campeón. Quizá se intente arañar algún puntejo para el campeonato de constructores, pero incluso así, los equipos invierten mucho menos esfuerzos en hacerlo. Con la doble puntuación en la última carrera, el desarrollo, tan necesario en los últimos años para rascar unas centésimas que te permitan una eficiencia mayor que la de tu contrincante, podría mantenerse hasta la última carrera. Así, podrían ponerse todos los recursos del equipo hasta el final, con lo que podríamos ver competitividad al límite hasta el final, como en 2012.

Todo esto redunda en un mayor espectáculo que, sumado al éxito del DRS y la introducción de los Pirelli en el aumento del número de adelantamientos, podría captar a un mayor número de esos espectadores que ven la F1 cuando no tienen otra cosa que hacer y que se engancharían si el espectáculo fuera mayor.

Argumentos en contra.

Los equipos y los pilotos corren por algo. No es sólo el dinero (aunque no vamos a negar que sea una motivación principal). Los pilotos de verdad (y los hay a patadas en la parrilla) no compiten sólo por ganar las millonadas que ganan. Recordemos a Senna: el segundo es el primero de los perdedores. Éste es el espíritu de un verdadero piloto de F1. Y de un equipo.

El trabajo, el estrés, la tensión durante la temporada es enorme. Desplazamientos, poco descanso, montajes, desmontajes, conferencias de prensa, actos publicitarios... El trabajo de los equipos y los pilotos de F1 es extremadamente pesado. Y no es que tenga que hacerse de forma perfecta sino que DEBE hacerse de forma perfecta. Y en la pista, mucho más. Mecánicos, ingenieros, pilotos de prueba, aerodinamistas... Todos deben dar el máximo de sí mismos hasta llegar al trono. ¿Qué premio van a tener si el equipo que mejor lo hace, por mucha ventaja que tenga, va a tener que luchar hasta el final por mucho que haya conseguido una ventaja suficiente como para ganar el campeonato con antelación?

Poneos en situación de un Newey, un Fry o un Allison. Toda la temporada, sin descanso, para poner en pista un coche superior al resto. Un coche que rinda. Y que tienes a los ingenieros del resto de los equipos queriendo hacer lo mismo. Consigue dar con la tecla y poner un coche superior en pista. Recordemos los mundiales de 2009, 2011 y 2013. Los campeones se hicieron tales con mucha antelación. Porque los coches que se proclamaron campeones fueros muy superiores a los que hicieron sus rivales. ¿Qué se le dice a un piloto como Button que ganó en 2009 que todo el esfuerzo que han hecho él y su equipo no vale y que se va a jugar el mundial en la última carrera? ¿Qué se le dice al ingeniero que creó un sistema aerodinámico más eficiente que permitió a su creación liderar el mundial más carreras que el resto cuando se llega con una ventaja que se hace inútil?

La F1 consiste en superar las debilidades de tu coche a la vez que superas las fortalezas de los demás, mientras pilotas contra tus propios defectos para superar las ventajas de los otros. Es lo que digo siempre que alguien me dice que todos deberían tener el mismo bólido. Y en este caso también es válido. Porque el sistema de doble puntuación da al traste con el sobreesfuerzo que hacen los componentes de un equipo para llevar a su piloto y su monoplaza a lo más alto.

Imaginemos un coche ganador con un piloto ganador. Una combinación que, teóricamente, llevaría a ganar las 19 carreras. Son 475 puntos. El segundo clasificado, siendo segundo siempre, tendría 133 puntos menos. La doble puntuación no soluciona nada, pues estaríamos hablando de 500 puntos para el primero y 360 para el segundo. La emoción se habría acabado mucho antes. ¿Serviría de algo? No.

Pero, como todos sabemos, ocurren muchas cosas en una carrera de F1: fallos de motor, desfallecimiento de los neumáticos, toques con doblados o en adelantamientos... ¿Qué tendría que ganar un piloto para que no le afectara esta medida? 8 carreras. ¿A alguien le suena que esto lo haya hecho alguien últimamente? Porque yo le voy a recordar un nombre. Sebastian Vettel. Este hombre ha hecho inútil esta medida ya en dos ocasiones: 2011 y 2013.

Conclusión.
Como todo en la vida, hay ventajas e inconvenientes. Por mor de la audiencia y la emoción quizá sea conveniente mantener esta medida, que permitiría que los aficionados y los no tan aficionados estemos más pegados al mundial hasta la última bandera a cuadros, obligando a desarrollar los monoplazas hasta el final. Sin embargo, a los que entendemos este mundo, nos parece un premio pobre, un pago injusto a los sudores de todo un equipo que se deja la piel para elevarse por encima de los demás con una ventaja suficiente.

¿Qué pensáis vosotros?

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