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lunes, 28 de julio de 2014

Gran Premio de Hungría 2014. Y el espectáculo llegó antes del verano.

HungaroringGP de Hungría 2014
CIRCUITO: Hungaroring (Mogyoród, Hungría)
LONGITUD: 4.381 km.
NÚMERO DE VUELTAS: 70 (306,630 km en total)
CURVAS: 16 (6 a izquierdas, 10 a derechas)
COMPUESTOS: Medios (blancos) y blandos (amarillos)
DEGRADACIÓN DE FRENOS: Media-alta.

Decíamos el martes pasado que el circuito de Hungría era el más aburrido de todo el año. Y si bien seguiremos manteniendo que el trazado sí que lo es, el Gran Premio fue el mejor de todo el año, o peleando en ese primer puesto con Bahrein o Silverstone. A pesar de todo lo que pudiéramos decir, el espectáculo lo pusieron la lluvia, la estrategia y los pilotos, no las monturas. Ayer fue día para tener un gran equipo y destacaron dos: Scudería Ferrari y Red Bull Racing. Además de ello, puso en evidencia los problemas de Mercedes Petronas AMG como equipo.

Una carrera con mucha miga

Se anunciaba ya el sábado para la calificación pero no llegó. Fue el domingo por la mañana cuando la lluvia decidió aparecer por las dos ocasiones y cayó torrencialmente sobre Mogyoród, dejando el trazado húmedo y difícil de conducir. La GP2 ya dio muestras de inestabilidad y entre la GP2 y la F1 la lluvia volvió a descargar con rabia, dejando de nuevo la pista nueva. La salida se complicaba y era muy difícil elegir neumáticos. Todos los pilotos había elegido salir con intermedios, no estaba la cosa para bromas.

Y con la pista semihúmeda, con zonas encharcadas y zonas más secas, amenazando lluvia de nuevo, se lanzó la carrera. Daniel Ricciardo se confundió y perdió posiciones, Nico Rosberg salió como un tiro. Valteri Bottas y Fernando Alonso subieron posiciones y escalaron hasta el podio, barajándose después y dejando al asturiano cuarto cuando los tiempos se estabilizaron. Lewis Hamilton, que salía penalizado desde el pit lane, se colocó decimotercero en apenas ocho vueltas y sufrió un trompo, vibraciones y problemas.

Fue entonces cuando ocurrió algo que cambió la carrera para siempre. Con la lluvia amenazando con volver y la pista secándose a marchas forzadas, Marcus Ericsson tiene un accidente y obliga a salir al Safety Car. A los cuatro de cabeza (Nico Rosberg, Valteri Bottas, Sebastian Vettel y Fernando Alonso) la salida del coche de seguridad les perjudicó: no les dio tiempo a entrar cuando salió y tuvieron que entrar en la siguiente vuelta, perdiendo muchas posiciones. Pero dio igual.

Se anunció que el coche de seguridad se iba, pero Romain Grosjean tuvo otro accidente y obligó a Bern Maylander a permanecer en pista. Los Team McLaren Mercedes pecaron de listos y pusieron neumáticos de lluvia, esperando que esta apareciera, pero la lluvia debió reírse de ellos. Cuando se relanzó la carrera, los neumáticos intermedios funcionaron mejor, pero ya había carril en Hungaroring y duraron muy poco. Se preparaba el lío.

Fernando Alonso comenzó a volar tras haberse ido el Safety Car y a encadenar vuelta rápida tras vuelta rápida, como si su coche hubiera aprendido a correr entonces. Se colocó tercero tras los cambios de ruedas que eliminaron a los Team McLaren Mercedes tras su pésima elección de neumáticos, que tantos éxitos le dieron a Jenson Button en otros tiemmpos. Y los Sahara Force India provocaron el tercer Safety Car de la carrera.

Era la vuelta 25 y el asturiano quedaba líder tras entrar los pilotos que tenía delante en boxes, algo que no podía ni soñar antes de comenzar la carrera y sólo soñaba con un tercer o cuarto puesto. Se preveía una nueva entrada en el pit lane, pero tras retirarse el coche de seguridad, Fernando Alonso mandaba. Sus ruedas respondían. Tenía a Jean-Eric Vergne defendiéndole de Nico Rosberg, que apuntaba ya a la primera posición. Y al relanzarse la carrera, el F14T dio todo lo que tenía (y nos tememos que para el resto de la temporada), volviéndole a ofrecer vuelta rápida tras vuelta rápida. Aguantaría con esas ruedas diez vueltas más, mientras, en la distancia, Daniel Ricciardo y Lewis Hamilton le rebajaban dos segundos por vuelta, para colocarse tras de él.

Y aquí fue donde el juego de estrategias comenzó. En Mercedes Petronas AMG intentaban hacer creer que las gomas no les darían para terminar, mientras la escudería le decía una cosa a Lewis Hamilton y el piloto decía otra. Scuderia Ferrari dio muestras de no volver a entrar y Fernando Alonso de dudarlo. Pero lo evidente, lo que se nos hacía obvio a todos los espectadores, es que ninguno de los dos pilotos entraría más. Y, a falta de 31 vueltas, se decidió la carrera.

Los de Maranello, viendo que a Kimi Räikkonen las ruedas le habían durado treinta vueltas, decidieron que a su compañero bien podían durarle lo mismo. Sus rivales estaban a cuatro segundos y se peleaban entre ellos por no dejarse adelantar, manteniendo las distancias. Sólo uno decidió volver a entrar: Daniel Ricciardo. Perdió posiciones, pero sus neumáticos blandos le permitieron sobrepasar tanto a Fernando Alonso como a Lewis Hamilton como una verdadera exhalación. Y saliendo como alma que llevaba el diablo, dejó a los otrora rivales que decidieran el resto del podio entre ellos.

Pero con lo que no contaba Lewis Hamilton es que su compañero se sumara a la fiesta. Cuando Fernando Alonso sufrió el cliff en sus neumáticos y el inglés, con su W05, se las prometía muy felices, Nico Rosberg, que había caído varias posiciones tras su última entrada en el pit lane, se presentó a la fiesta sin haber sido invitado. Y con neumáticos más frescos, se dedicó a atacar a Lewis Hamilton, dándole a Fernando Alonso el oxígeno necesario para conservar la segunda posición.

Las estrategias, grandes protagonistas

El número de Safety Cars, la lluvia que amenazaba pero no llegó y unos neumáticos que decidieron durar más de lo planeado con una pista más fría de lo previsto hicieron que los estrategas trabajaran de lo lindo. Incluso supieron solucionar, en el caso de Scuderia Ferrari el hecho de que el primer coche de seguridad impidiera que Fernando Alonso entrara a boxes durante ese periodo y cayera a la octava posición. En Red Bull Racing supieron dejar las ruedas blandas para el final y convertir a Daniel Ricciardo en el campeón del Gran Premio contando con su gran ritmo de carrera en una pista en la que el apoyo aerodinámico es clave.

Incluso se hicieron protagonistas también para lo malo. En Team McLaren Mercedes se confundieron, leyendo lluvia cuando esta no llegó, dejando vendidos a sus pilotos con los intermedios, obligándolos a entrar una segunda vez sin tener por qué, cuando todos los demás equipos montaron slicks.

Los problemas de Mercedes no están sólo en los frenos

Y es que se puso de relieve que en el equipo alemán ya no están para tonterías. Lewis Hamilton llegó a recibir la orden de dejar adelantar a Nico Rosberg, que no le estorbara. La orden casi parecía lógica: ambos pilotos corrían carreras distintas, el alemán ya había sido retrasado por las circunstancias y el haber sobrepasado a su compañero, quizá habría colocado a los dos Mercedes Petronas AMG en el podio, dejando fuera a los de Maranello.

Pero como el propio Lewis Hamilton diría a final de carrera, si se hubiera dejado adelantar, no habría subido al podio. Hoy ha apuntillado comentando que él corre para sí mismo, no para Nico Rosberg. Y mientras en la escudería piensan que es un tema del que hay que hablar, su presidente no ejecutivo, Niki Lauda, piensa que el piloto inglés hizo bien en no dejarse adelantar.

Huele a pólvora en Mercedes Petronas AMG

Y con esto, nos vamos de vacaciones hasta el GP de Bélgica, en nuestra opinión, el más bonito de toda la temporada. Seguimos necesitando vuestro feedback, así que dejad comentarios con lo que creáis que se puede mejorar o cambiar y lo tomaremos en consideración. No sin antes pediros disculpas por la "chapa" de comentario de carrera que os hemos dejado. Pero creemos que lo que vimos ayer lo merece. ¡Felices vacaciones!

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