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martes, 26 de mayo de 2015

Gran Premio de Mónaco 2015. Pues vaya...

MontecarloGran Premio de Mónaco 2015.
CIRCUITO: Montecarlo (Mónaco)
LONGITUD: 3.340 km.
Nº DE VUELTAS: 78 (260.520 km en total).
CURVAS: 19 (11 a derechas, 8 a izquierdas).
COMPUESTOS: Blando / Superblando.
DESGASTE DE FRENO: Medio-alto.


El Gran Premio de Mónaco de este año ha sido una sorpresa, sin duda. Por muchas razones. La primera, porque el que te avisen de ir a pesaje en la vuelta 1 de la Q1, sin más ni más, acarrea una sanción gravísima de salir desde el pit lane. La segunda, porque cuando el circuito prima las manos por encima de la máquina, Roberto Merhi le pone las cosas claras a Will Stevens. La tercera, porque McLaren-Honda pone por fin puntos en su casillero, un total de 4 gracias a Jenson Button. Y sin duda la mayor, la de Lewis Hamilton, que vio como su "estrategia" se iba al garete gracias a un error durante el periodo de Safety Car. Vamos con ello.


Carlos Sáinz, un puntito que sabe a gloria

No sé en qué estaría pensando la FIA cuando el sábado, nada más ponerse en verde el semáforo y con Carlos Sáinz Jr. ya poniendo el STR10 en marcha para funcionar en el asfalto, se encendió una lucecita para que el piloto fuera al pesaje reglamentario. Esto habría retrasado al madrileño y no sólo retrasado, sino que podría haberle metido en tráfico y haber arruinado sus posibilidades de cara a la salida del domingo. Pues como parece que eso era lo que perseguían, la sanción fue horrenda: salida desde el pit lane.

No sé si dicha sanción está como tal en el reglamento, que es posible que esté contemplada en él en toda su dureza. Pero las llamadas a pesaje deberían hacerse bastante antes de que el semáforo se pusiera en verde. Una vez el piloto tiene toda la carne en el asador, no. 

Llamadme conspiranoico. Llamadme imbécil. O lo que os venga bien. Pero tras la enorme inversión que supuso para Red Bull Racing el robarle su joya de la corona a Mercedes AMG Petronas (léase Max Verstappen), los llantos de Marko por los motores Renault y el rendimiento de los hermanos mayores de Scuderia Toro Rosso y las tensas reuniones entre los dos rookies y el asesor del equipo, a mí me huele muy mal. Marko ha amenazado con dejar el Circo si no hay un cambio que permita a Red Bull Racing volver arriba del todo y esto suena a compensación, a darle un caramelito de consolación para que el elegido, el nuevo Mesías de los austriacos, pudiera ponerse por delante de su compañero, alguien que llega sin avales (excepto ser el campeón de las WSR del año pasado) con respecto a las diez victorias de Max Verstappen en treinta y tres carreras de Formula 3 en 2014. 

Pero como las carreras son el domingo, Carlos Sáinz Jr. se puso el mono de trabajo y empezó a correr como si Mónaco no existiera, sólo dando vueltas. Hizo sus entradas en el momento justo. Cuando su compañero provocó el SC, el décimo puesto era suyo. A la vista de lo ocurrido y teniendo en cuenta lo que sospecho, me alegró del error que dejó fuera a Max Verstappen. Es lo que se merece, por descerebrado. Ir más rápido, en Mónaco, no es garantía de adelantar. Mucho menos en la salida de Santa Devota. El túnel, la chicane... habrían sido mejores sitios. Es joven, se calentó y quiso hacer la machada. Pero le salió mal, rompió el coche y dejó la jugada de su protector sin efecto.

Merhi es un valor seguro

El patito feo de la parrilla, Manor Marussia Racing, debería confiar un poco más en el piloto al que ha fichado por talento y no por pasta. El castellonense ayer demostró el por qué. 

Tras amargas quejas y protestas de que su coche no tira y que tiene problemas, ayer, por fin, en las igualadoras calles de Mónaco, Roberto Merhi demostró que su talento supera ampliamente al de su compañero. Durante interminables vueltas, la ventaja que el español puso por encima de Will Stevens crecía y crecía. Sólo el SC que provocó la inmadurez de Max Verstappen dio cuenta de esa ventaja. Y aunque el piloto de pago lo intentó, Roberto Merhi salió victorioso ayer, dando relevancia a lo importante que es tener un piloto capaz de pilotar bien en un coche que rinda bien.

Ayer el talento venció al dinero. Y en Canadá, pista rápida, el dinero deberá agachar la cabeza y dejar paso al verdadero talento. Que, en definitiva, es lo que atrae patrocinios y, con ellos, la pasta.

McLaren, 4 primeros puntos

En Mónaco, tal como vaticinaban los propios pilotos, llegaban los primeros puntos. Seguro que ninguno esperaba, tal como declaraba ayer Jenson Button, que fueran tantos. Y si no hubiera sido por la sanción y el fallo a Fernando Alonso, habrían sido más.

Los resultados empiezan a llegar. Si bien es cierto que ayer el motor no era el protagonista de la jornada, McLaren-Honda ha puesto la bandera en otro hito. Puntos. Canadá será otro suplicio, por ser un circuito de velocidad pura, en el que la potencia y el manejo de la misma serán claves. Habrá nuevo paso, según los de Woking, pero en el Gilles Villeneuve el déficit de potencia se dejará notar mucho más. Y eso si no se impone otra sanción ridícula como la de ayer.

A Fernando Alonso le cayó una sanción de 5 segundos (que supo salvar perfectamente sacando la suficiente ventaja como para no perder la posición a la hora de entrar a cambiar las ruedas) por causar un accidente con Niko Hulkenberg. El propio alemán ha dicho que no existe ningún tipo de maniobra punible en ello, que fue un lance de carrera. Es normal, no había sitio donde meterse y Fernando Alonso no podía desaparecer. Quizá, sin este toque, la caja de cambios del español habría aguantado. Pero no. Whiting, el mismo Charlie Whiting que ha declarado, en el incidente entre Daniel Ricciardo y Kimi Räikkonen no hubo sanción porque "no había dónde meterse", sancionó al español, a pesar de que el propio Nico Hulkenberg lo haya considerado un incidente de carrera porque Fernando Alonso no tenía dónde meterse.

El doble rasero del director de carrera vuelve a ser vomitivo.

Hamilton, de humillar a humillado

La cara de Lewis Hamilton ayer al quitarse el casco y huir con su botella de champán, saltándose la ceremonia de "bañado" y rehuyendo, como a la chita callando, las declaraciones en el podio (si el técnico de la FIA no está espabilado, el inglés se salta la rueda de prensa), lo dice todo.

Con el SC fuera por el accidente de Max Verstappen, Lewis Hamilton tenía una ventaja que había ido creciendo gradualmente por la presencia de doblados que iban retrasando a sus perseguidores: Nico Rosberg y Sebastian Vettel, este último comiéndole sitio al de Mercedes AMG Petronas a cada vuelta. La victoria era suya. Tenía el trofeo de Mónaco en la mano, sólo tenía que aguantar el SC, ahorrando neumáticos y cerrar las puertas. Pero no. Tenía que humillar a su compañero. Tenía que demostrarle lo chulo que era. Y pidió hacer un pit stop innecesario. En el equipo aceptaron.

En algún punto, no sé aún dónde, alguien sumó mal, dio mala cuenta de los tiempos y de las vueltas y se confunció al sumar. El desenlace de este error, ya lo sabemos. Nico Rosberg y Sebastian Vettel pasaron por delante del inglés en la línea de Safety Car. De nada sirvió que el inglés protestara y clamara por Whiting. De nada sirvió que se pidieran vídeos: ambos rivales estaban delante de él. La posición estaba perdida y con ella, la carrera. Nico Rosberg ganaba por tercera vez consecutiva. Y Lewis Hamilton, por querer sacar provecho, salir con unas ruedas más rápidas, frescas y listas para entregar más velocidad y tener una ventaja mayor sobre el primer cajón del podio, acabó en tercer lugar.

El inglés tuvo incluso que parar su coche en Portier para recomponerse. Y yo que me alegro. No sólo por el campeonato, que se aprieta una vez más; no sólo por Nico Rosberg, que merecía la inyección de moral que dan dos victorias consecutivas. Sino para que a Lewis Hamilton se le bajen los humos y, con él, también a Mercedes AMG Petronas

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